En este trabajo me voy a interesar principalmente
por el lenguaje oral, es decir, el desarrollo
de la oralidad dentro de la clase. La comunicación es un proceso complejo y
global del que la educación es solo una parte, pero actualmente consideramos
que es uno muy importante. El problema reside en que en nuestras aulas hay una
ausencia en los programas de enseñanza, y casi siempre en las prácticas
pedagógicas, de contenidos referidos al discurso oral y de tareas de
aprendizaje orientadas al fomento de la competencia oral del alumnado. El
conocimiento formal del sistema de la lengua y la corrección normativa de los
usos ilegítimos de los alumnos y alumnas ocupan un tiempo casi absoluto en
nuestras aulas en detrimento de una enseñanza orientada a la adquisición de las
estrategias discursivas que nos permiten saber qué decir a quién y qué callar,
cuándo y cómo decirlo.
En clase, tendría muy en cuenta la
didáctica de la lengua oral. Considero conveniente concretar varios aspectos a
tener en cuenta, a la hora de integrar la oralidad en mis clases.
El primero sería la necesidad de crear
estrategias metodológicas según el tipo de comunicación oral que deseemos
trabajar. No hay un método concreto y tampoco infalible. El segundo sería crear
unas acciones didácticas concretas en el aula, ya que los alumnos necesitan concreción
en lo que se les pide. Por su parte, la tercera sería la necesidad de unir en
clase la calidad del lenguaje hablado y la afectividad con que comunicamos.
Este punto lo considero indispensable, ya que muchos docentes olvidan el poder
que tiene la comunicación oral en su propia clase. Otro aspecto es las
relaciones entre gramática y oralidad; y la cuarta y última, atender el papel
de la interdisciplinaridad en el perfeccionamiento de la expresión oral.
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