- Atenea: ¿Qué es esto? (viendo un holograma)
- Apolo: No tengo ni idea, y, ¿aquello que viene hacia aquí? (refiriéndose a un robot)
- Atenea: Qué material más raro el de aquel humano, parece obra de Hefesto –Dios de la metalurgia–.
- Apolo: Entonces, eso significa, ¡que no estamos solos aquí!
- Atenea: No. Mira, por allí viene un ejército de soldados (señalando a unos niños que llegan tarde a la escuela).
- Apolo: Todo esto es muy raro, vayamos a investigar.
Ambos no paraban de observar artilugios y
seres extraordinarios. Todo lo que veían era nuevo para ellos: viviendas
flotantes, ordenadores, robots, etc. Un niño, de ese ejército, se les acercó
con cara de admiración y extrañeza:
- Niño: Nunca había visto unos robots tan chulos y reales.
- Atenea: No somos ro… ¿qué? ¿En qué siglo estamos? Y, ¿dónde estamos?
- Niño: ¿no lo sabéis? Venid conmigo y os mostraré la ciudad.
El niño cogió de la mano a Atenea y Apolo, y fue a
ilustrarles todo lo que deberían conocer.
En primer lugar, fueron a la escuela, en la cual,
tanto Apolo como Atenea se sintieron como en casa, hasta que se dieron cuenta
que en esa escuela predominaba el silencio, no estaba abarrotada de niños a los
que educar, como Atenea se lo había planteado hace siglos. ¿Por qué sucedía
esto? Los niños y niñas ya no iban a la escuela, se quedaban en casa y
estudiaban desde allí, solamente iban a la escuela aquellos hijos de familias
prestigiosas que se podrían permitir tal lujo.
El niño les explicó cómo todo había sucedido, el
porqué del cambio de la educación. Un día, un villano decidió privatizar la
educación, ya que, según este villano solo se merecían estudiar aquellos que se
pudieran permitir la compra de los materiales y el pago de las matrículas, esto
es, priman las capacidades económicas de una persona sobre sus habilidades
académicas. La andadura de este villano comenzó hace años cuando impuso una ley
muy perversa. Esta ley comenzó por la supresión de selectividad, después
subieron las tasas de las matriculas, desapareció por completo la educación y
sanidad pública, entre otros modificaciones más.
Atenea no podía creer lo que estaba oyendo de la
boca de ese niño, estaba totalmente decepcionada; al igual que ella, Apolo tampoco
se podía creer nada. Agradecieron al niño toda aquella información que les
proporcionó, y comenzaron a planear una nueva visión del mundo de la educación.
- Atenea: Apolo, ¿por qué no desafiamos a ese villano?
- Apolo: ¿Cómo podremos desafiarlo?
- Atenea: Lo que le falta a ese villano es razón y credibilidad, la gente está en un sinvivir y nosotros hemos sido enviados a este futuro para mejorarlo.
- Apolo: Vayamos, pues, a dar con ese tal villano.
Ambos, Atenea y Apolo, dieron enseguida
con el villano y lo destruyeron. Primeramente, Atenea hundió en la miseria a
este villano a través de su sabiduría, y finalmente Apolo le disparó con su
flecha para terminar de destruirlo.
Ahora ellos son los dueños de la
educación y pudieron mejorar la calidad de la educación. Juntos construyen una
nueva escuela la cual satisface las necesidades de todos los habitantes del
mundo.
Y tú, ¿quién eres?, ¿un Dios o un
villano?
En nuestras manos está el futuro de la educación.
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